Del Toro y la esperanza del ciclismo mexicano

Leemos a Juan Andrés Rodríguez acerca del título en el Tour de Francia por un mexicano.

No. Isaac del Toro no ganó el Tour de Francia sub 23, como dicen muchos medios. Me anticipo: mi intención no es minimizar el logro del ciclista de Baja California; todo lo contrario, quiero aterrizarlo y demostrar por qué el Tour de l’Avenir es más que esa reducción de otra carrera más famosa y lo que significa para este lado del charco y para México.

Primero debemos entender el panorama actual: el 2023 no ha sido el mejor año para el ciclismo latinoamericano. De hecho, sus figuras ―el ecuatoriano Richard Carapaz está lesionado y los colombianos Nairo Quintana y Supermán López (yo lo escribo así, para ponerle el acento de nuestro idioma) enfrentan problemas con la Unión Ciclista Internacional (UCI)― pasan por momentos flacos, flaquísimos. Se han obtenido victorias, pero están lejos, por número e importancia, de ser las de años pasados. Es en esta sequía que aparece el título de Del Toro: inesperado, épico, importante. Vino de atrás: estaba lejos de los primeros lugares, con su gran desempeño en la montaña logró arrebatarle el liderato a los italianos Pellizzari y Piganzoli, y al estadounidense Riccitello. Ganó la clasificación general, la de puntos, la de la montaña y la de los más jóvenes. México es el segundo país no europeo en la lista de ganadores, junto con Colombia.

¿Por qué no podemos decir que es el Tour de Francia sub 23? El Tour de l’Avenir tiene su propia historia: se creó en 1961 y ha tenido variaciones en sus reglas, incluso rodó por más de un país europeo en algún momento, cuando se llamó el Tour de la Comunidad Europea. Tuvo el interés de convocar ciclistas no profesionales para acercarlos a las competencias del calendario internacional. En su momento, era la posibilidad para ver rodar al equipo de la Unión Soviética, que contaba con Serguéi Sujoruchenkov ―no profesional, campeón olímpico en Munich 1980 y ganador dos veces del Tour de l’Avenir. Entre 1992 y 2006, los participantes debían ser menores de 25; desde el 2007 hasta la fecha, menores de 23. Nada de lo anterior se parece a la historia del Tour de Francia, competencia que demuestra la evolución de este deporte: desde los primeros años cuando las etapas podían superar los 400 kilómetros, hasta convertirse en el estandarte comercial del ciclismo.

Isaac del Toro en el podio, con la camiseta de líder, junto al francés Bernard Hinault, uno de los mejores ciclistas de la historia./fotos: Tour de l’Avenir.

Algunas notas señalaron que varios campeones del Tour de l’Avenir han ganado el Tour de Francia. Sin embargo, esto es otra reducción: no todos los ciclistas pueden hacerlo, no hablo de incapacidad sino de idoneidad. Un ejemplo que tomo del fútbol: un defensa no va a competir por ser el goleador del torneo. En el ciclismo hay distintos tipos de corredores y carreras que se adaptan a sus condiciones: hay carreras de un día, de tres, de una semana y de tres semanas ―las grandes vueltas. De estas últimas solo hay tres en el año: el Giro de Italia, el Tour de Francia y la Vuelta a España, que se corren en ese orden. El Tour es la más importante de las tres. El Tour de l’Avenir no tiene ninguna competencia sub 23 que se le acerque en tradición e historia, ni siquiera el Giro sub 23 ―que sí existe y se llama Giro Next Gen.

Isaac del Toro tiene 19 años y todavía está por verse qué competencias pueden ser su especialidad. Sin duda podrá competir por carreras por etapas ―aquellas que tienen varios días de competencia―, pero el tiempo dirá si está para tres semanas también o si tiene más posibilidades en las de un día. Quizás sí gane el Tour de Francia en un futuro o tal vez obtenga victorias importantes ―al año hay más de 30 carreras en la categoría Worldtour, la más importante―; la futurología no es lo mío y no la recomiendo, da ansiedad. Hay ganadores del Tour de l’Avenir, como el noruego Tobías Foss, que se han especializado en las contrarreloj: Foss ya fue campeón del mundo el año pasado en esta categoría. Nairo Quintana no ganó el Tour de Francia, pero sí el Giro de Italia y la Vuelta a España, así como una cantidad tremenda de carreras.

Isaac del Toro tiene una infinidad de oportunidades por delante. Varios equipos quieren contratarlo, escuadras donde podrá crecer y contar con los recursos económicos y tecnológicos necesarios para convertirse en su mejor versión. Entre ellos está el UAE Team Emirates que ya cuenta con el que es para mí el mejor ciclista del momento, Tadej Pogačar; el mejor porque puede competir por carreras de tres semanas, de una, de algunos días o de un solo día. Además es ofensivo, arriesgado y divertido. Sería maravilloso para Del Toro correr y aprender a su lado, aprender de un grande para convertirse en uno.

Este título trae esperanza para el ciclismo de ruta en México, que lleva años sin atención. Y México tiene tradición ciclística: fue aquí donde los escarabajos ―así se les llama a los corredores colombianos― se dieron a conocer a nivel internacional; Julio Alberto Perez Cuapio (Tlaxcala, 1977) y Raul Alcalá (Monterrey, 1964) compitieron con los mejores de su época y obtuvieron victorias en Europa; más de un ciclista ha roto el Récord del la Hora en tierra mexicana ―Eddy Merckx entre ellos, el más grande en este deporte. Quizá es momento de que los ojos y los bolsillos giren hacia el ciclismo. Valdría la pena intentarlo.

One thought on “Del Toro y la esperanza del ciclismo mexicano

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *