La carta de despedida de Nuria Diosdado
- noviembre 26, 2024
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29 años y cuatro ediciones de Juegos Olímpicos después, la capitana de la Selección Mexicana de natación artística, Nuria Diosdado, anunció su retiro con una emotiva carta que
29 años y cuatro ediciones de Juegos Olímpicos después, la capitana de la Selección Mexicana de natación artística, Nuria Diosdado, anunció su retiro con una emotiva carta que aquí te compartimos.
“Querida natación artística, 29 años atrás nos conocimos, comenzó mi interés por ti como una niña se interesa por un juego, una actividad más para mi día, una mezcla que llamaba mi atención por estar bajo el agua y poder nadar como sirena. ¿Qué puedo decirte que no sepas?”.
“Me has dado las herramientas para hoy ser quien soy. Eres quien ha forjado mi carácter, la culpable de que haya viajado por el mundo entero. La que sacó de mí un lado artístico y creativo que en ningún otro lugar hubiera explorado igual”.
“Has sido mi amiga, mi hogar, mi lienzo donde escribí mi historia. Mi maestra más exigente, mi refugio, mi segunda familia, mi confidente, la culpable de mis días de estrés y también la protagonista brillante de estos primeros 34 años de vida. Simplemente has sido mi estrella”.
“Hace 19 años tomé la decisión de mudarme a la Ciudad de México para apostar por la selección nacional. La idea era irme de casa para volver al año siguiente, o tal vez si las cosas iban bien, soñando en llegar a unos Juegos Olímpicos”.
“19 años han transcurrido desde ese día en donde viajábamos papá, mamá y yo por la carretera desde Guadalajara con tres maletas en la cajuela. Escuchando You Are Beautiful y pensando que mi estancia en México superara las dos semanas sin quererme regresar”.
“Veníamos en silencio, con sentimientos encontrados o estrés. Yo con emoción de lo nuevo, de entrenar con la selección mayor, con mis ídolos del mundo. Mis padres con miedo, pero con la convicción de saber que habíamos invertido mucho tiempo como para intentar el máximo nivel”.
“No importaba si les llamaban locos por dejar a su hija de 15 años sola en México, sólo importaba que existía un sueño que con trabajo se podía cumplir. Querida, qué fortuna la historia escribe. Las más de 80 compañeras con las que he podido nadar, las entrenadoras casi mamás que han aguantado mis horas de plática durante los entrenamientos, las risas, los momentos difíciles, los uniformes acumulados, las compañeras de cuerpo, las maletas llenas de historia y las amistades que hoy cruzan fronteras”.
“Interpretamos infinidad de cosas juntas, desde un circo hasta una cocina de vaqueros, películas como Coco y Mary Poppins, vimos animales de las selvas y también el nuevo de Mariposas Monarca, bailamos al ritmo de Bollywood y la música de los años 80, luchamos como ninjas y también como guerreras aztecas hasta convertirnos en dioses del agua en París”.
“Ha sido mucho más de lo que esperaba, mucho más de lo que nunca hubiera podido soñar, por eso hoy quiero darte las gracias por todo y por tanto”.
“Sólo siento gratitud, amor y orgullo por todo lo que construimos juntas, por todos los que me ayudaron e impulsaron a no dejarte, cuando sentí muchas veces que ya no podía más, por todos esos días donde pude levantar la frente con orgullo al pisar la plataforma en cada competencia, por todos los abrazos que me llevo al terminar cada rutina y las veces que vi antes de cualquier calificación el festejo de mis entrenadoras al terminar de nada, ya que su presión era mi verdadera medalla”.
“Por los días que pude tener a mi familia viendo la apuesta final de mi trabajo, las generaciones de atletas que se inspiraron con nuestra historia para darles lo extra que les faltaba consciente. No me despido de ti porque nunca dejaremos de tener esta conexión que nos une, pero como todo libro tiene sus capítulos, hoy decido que éste de mi etapa competitiva en el agua, termina”.
“Cierro de la manera más extraordinaria, con cuatro Juegos Olímpicos y con el sueño de luchar, clasificar y participar con mi equipo después de 28 años en un escenario Olímpico. Seguiré soñando, preocupándome por no olvidar el movimiento al nadar, porque mi grande pino no se caiga, escuchar música y siempre hacerlo pensando en cuánto debe funcionar para una rutina”.
“Seguiré imaginando coreografía y sentado a escribir con mis pies eternamente trabajando las puntas. Estoy segura de que aunque este capítulo se acaba, tienes muchos más por escribir, en donde siempre estarás tú para guiarme, como lo has hecho por todos estos años. Gracias, mi muy querida amiga”.
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