Tuvieron que pasar 33 años para ver al SSC Napoli campeón y el fotógrafo Iax Finn nos comparte este texto y las imágenes que capturó en las calles mientras el equipo lograba la hazaña.

Iax Finn
FB: Iax Finn Fotografía
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“Forza Napoli”, me dijo mientras me entregaba mi sfogliatelle y mi café. Al parecer en Nápoles la gente había olvidado decir “De nada”, o “Prego”, como según Duolingo debían responder a mis “Grazie”, parecía como si cada acción de cada napolitano tuviera una sola motivación: El campeonato, después de 33 años, de la Società Sportiva Calcio Napoli.

Llegué a la ciudad un martes 2 de mayo, era la primera parada dentro del tour que mi esposa organizó para nuestra luna de miel, desde el principio supe que era, quizá, la cuidad más apasionada que había visitado en mi vida: banderas y mantas inundaban las calles, la gente caminaba orgullosa de sus jerseys celestes y blancos, “Grazie Ragazzi” y “Campioni” se leían por todos lados.

Quedé enamorado. En Nápoles, este Nápoles que no era campeón desde que El Diego militaba en sus filas, se respiraba futbol. Pude disfrutar la expectativa, la emoción de algo que parece inminente pero aun no se tiene en las manos, desde mi llegada hasta la consumación del título»

El partido definitivo lo vivimos en una pizzería dentro del “Quartieri Spagnoli”, el cual estaba abarrotado por miles de napolitanos, todos cantando, todos disfrutando. Después del pitido final tuvimos la posibilidad de festejar (si, contagiados por su alegría) el campeonato de los azules, que también resultó histórico para el futbol mexicano al tener al primer connacional campeón en Italia: Irving “El Chucky” Lozano.

Las fotografías fueron tomadas con la cámara de mi teléfono celular, un Honor Magic 5 Lite. Traté, con las limitaciones que tenía al no llevar conmigo mi habitual equipo de foto, de capturar algunos momentos de la locura que se vivió luego del empate entre el Napoli y el Udinese, el pasado 4 de mayo.

Suerte futbolera

Cabe resaltar que fue cuestión de suerte, el estar en la ciudad la noche de los festejos: La cuota futbolera de mi luna de miel se iba a llenar asistiendo a un partido entre la Roma y el Inter de Milán, algunos días después. Por eso se disfrutó, y mucho, el poder ser testigos y parte de esta locura.